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En tiempos de pandemia, ¿puedo quedarme sin confesar?
Escrito por: Cankin Ma

Confesión en tiempos de pandemia - Blog sodálite

Por: Cankin Ma. (Tomado del portal A12.com)

Un amigo, que trabaja en la pastoral juvenil, escuchó varias veces la pregunta de los jóvenes sobre «lo que se puede» y «lo que no se puede»: a veces sobre el enamoramiento y la sexualidad, a veces sobre cómo comportarse, en fin, sobre cómo llevar una vida cristiana coherente. Me gusta mucho su forma de abordarla. En lugar de tan solo quedarse en un «se puede» o «no se puede», busca formar la conciencia de quien pregunta. Reformula la pregunta al joven: «¿y por qué haces/harías esto?».

Es evidente que en un contexto de pandemia, muchas cosas no ocurren como en un contexto de «normalidad». Según el momento de la pandemia y la ciudad afectada, las medidas han sido diferentes. Esto también afectó el acceso a los sacramentos.

Pues bien, para entender lo que «se puede» y «no se puede» respecto a la confesión, vale la pena recordar algunas ideas importantes.

¿Qué dice el Catecismo sobre la Confesión?

El sacramento de la Confesión (también llamado Penitencia o Reconciliación), aunque parece redundante observarlo, es ante todo un sacramento. Veamos lo que dice el Catecismo (n. 1131): «Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina». Destaquemos, entonces, que la Confesión es un signo que cumple lo que dice que hace (en este sentido se dice que es «eficaz»), por el cual recibimos la vida de Dios.

La confesión es, en primer lugar, un regalo de Dios. Dada su importancia, la Iglesia, como buena Madre, llama la atención de sus hijos sobre su importancia. Por tanto, pide a sus miembros que «confiesen sus pecados al menos una vez al año», incluyendo este precepto entre los cinco mandamientos de la Iglesia. En este primer sentido, se comprende la idea de que uno no se puede quedar sin confesar.

Contexto y limitaciones personales

Ahora volvamos al enfoque inicial. Si la persona tiene serios motivos por los que no puede acceder a la Confesión, no es que «se transforme en calabaza» después de un cierto número de meses sin confesarse. Cada uno necesita evaluar según su situación personal y las limitaciones que encuentra (en nuestro contexto las restricciones de la pandemia, pero en otros contextos puede ser la distancia hasta una iglesia católica o la falta de sacerdotes) con qué frecuencia acceder a este sacramento .

Téngase en cuenta que el precepto exige la confesión al menos una vez al año (¡obviamente, recibir la gracia de este sacramento con más frecuencia hace mucho bien!). Creo que, considerando las situaciones personales por las que puede pasar cada uno, y las limitaciones que se pueden encontrar en distintos momentos, es más que razonable hacer el esfuerzo de acoger la gracia de la Reconciliación a través de este sacramento al menos una vez al año.

Pero para las personas que solían celebrar la Confesión sacramental con más frecuencia, ¿qué hacer hoy con un acceso más restringido a los sacramentos?

Bueno, sobre eso hemos preparado otro texto en el portal A12.com sobre cómo recibir la gracia de la Reconciliación en el contexto actual. Allí profundizamos en lo que significa la penitencia interior y los actos del penitente.

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Cankin Ma

Cankin Ma nació en Ecuador, hijo de padre chino. Es miembro del Sodalicio de Vida Cristiana, vive y trabaja apostólicamente en la comunidad sodálite "Mãe da Reconciliação" en la ciudad de Petrópolis (Rio de Janeiro, Brasil). Actualmente se prepara para el sacerdocio y estudia teología en la Universidad Católica de Petrópolis.