Gracias Benedicto XVI: Hermanos sodálites se despiden del Papa emérito en Roma
Gratitud y recogimiento resume lo vivido por hermanos de nuestra comunidad al participar de cerca lo que ha significado la partida a la Casa del Padre del Papa emérito Benedicto XVI.
«En primer lugar, estoy agradecido con Dios por la vida de Benedicto XVI y en segundo lugar, agradecido con Benedicto por su pontificado, su ministerio y particularmente por su gran enseñanza, testimoniada con su sencillez de vida y con la belleza con la que supo transmitir las verdades más profundas de la fe».
Son las palabras que brotan del corazón de nuestro hermano Alberto Posada, quien junto a decenas de miles de fieles, pudo rezar ante el cuerpo del Papa emérito mientras estuvo expuesto en la Basílica San Pedro.
Sencillez y belleza, en la vida y obra de Benedicto XVI es lo que para muchos ha sido luz que ha guiado y acompañado en el camino de vida cristiana, de estudio, crecimiento espiritual y apostolado.
Misa de exequias: Un momento recogido
En una mañana particularmente fría del jueves 5 de enero, en medio de un clima de luto, miles de fieles se reunieron en la Plaza San Pedro para rezar y despedir a Benedicto XVI.
«Fue un momento recogido que terminó con una sensación de consuelo que nos acompañó en el camino de vuelta» relata nuestro hermano Benjamin Oldani, quien junto a Giovanni Intino, Alfredo Ferreyros, jóvenes emevecistas y amigos, participaron en la Misa de exequias en la que destacaron la presencia de una gran cantidad de familias y jóvenes.
Giovanni Intino, nos cuenta lo que significó para él escuchar la segunda lectura, tomada de la primera carta del apóstol san Pedro: me recordó «las pruebas que estamos llamados a sostener, custodiando la fe más preciosa que el oro, con los ojos fijos en el objetivo de la salvación de las almas».
Finalmente, quiso compartir un texto que ha recordado, en medio de esta experiencia, sobre una entrevista a Benedicto XVI, cuando le preguntan respecto a cómo fundar nuestra esperanza.
En dicha ocasión el Papa contestó: «La razón de mi esperanza consiste en el hecho que el Evangelio de Jesucristo, la fe en Cristo, es sencillamente la verdad, y la verdad no envejece».