«La vocación sodálite significa para mí ser hijo de Dios»
Guayaquil, 07/11/19 (Noticias del Sodalicio – Ecuador). El pasado 7 de octubre nuestro hermano José Alfredo Cabrera Guerra celebró el vigésimo quinto aniversario de sus Compromisos de Plena Disponibilidad Apostólica a perpetuidad en nuestra comunidad.

José Alfredo Cabrera junto a algunos de sus hermanos sodálites y miembros del MVC Ecuador en la comunidad ‘Inmaculado Corazón de María’
En esta oportunidad, conversamos con José Alfredo quien profundiza acerca de su vida como sodálite durante este tiempo y qué expectativas tiene hacia el futuro.
Al cumplir 25 años de tus compromisos de plena disponibilidad apostólica, para ti, ¿qué significa ser sodálite?
En los primeros años descubrí con mucha fuerza que ser sodálite es ser apóstol. Una persona enviada y escogida por el Padre Eterno para evangelizar llevando la Buena Nueva donde se me necesite. Luego con el paso del tiempo la conciencia filial, de ser hijo, fue acrecentándose en la medida que fui profundizando en mi bautismo y haber recibido la gracia de ser hijo de Dios.
Ahora puedo decir que la vocación sodálite significa para mí ser hijo de Dios enviado a ser un apóstol en medio del mundo para anunciar y testimoniar al Señor Jesús en todo momento. Concretamente para mí ha sido un camino de entregarme a anunciar la verdad de Jesús a los jóvenes y hace unos años también a las personas casadas.
Siempre he estado ligado a la enseñanza ya sea en instituciones educativas sodálites como también en las comunidades de fe del Movimiento de Vida Cristiana. He acompañado grupos juveniles como también de matrimonios y de señoras. Me gusta dar charlas y ofrecer mi ayuda a las personas que quieran un consejo. Mis profesiones (Educación y Psicología) han sido para mí formas concretas de ayudar a los demás a través de los dones que Dios me ha dado.

José Alfredo Cabrera junto a sus familiares presentes en su 25º aniversario de Plena Disponibilidad Apostólica
En todo este tiempo ¿Qué crees que es lo más hermoso que te ha dado tu vocación sodálite?
Hay muchas bendiciones y cosas hermosas que he recibido. Es un camino para ser cristiano y ser un hijo de la Iglesia.
Primero he podido vivir más en comunión con las Personas de la Santísima Trinidad. Mi obediencia amorosa al Padre, mi amistad e intimidad con el Señor Jesús y mi apertura a la actividad del Espíritu Santo en mi vida han sido de los regalos más importantes. Los momentos de oración y de comunión que puedo tener con el Padre, el Hijo y el Espíritu son experiencias de poder contemplar desde ya en este mundo el rostro de Dios.
En segundo lugar, Dios me ha ido enseñando cómo amar. Y en ese sentido pienso que el amor por mi familia y por mi comunidad también se ha ido incrementando y eso me pone muy feliz. Es un regalo inmerecido.
Desde que respondí al llamado de Dios sentí que mi vida se abría a una misión fascinante que es la misión entregada por Cristo a su Iglesia: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio”. Por gracia divina siempre he sentido que mi vida es para entregarla a los demás en pequeños actos de amor, servicio y sacrificio.
También me alegra el corazón que Dios me ha permitido vivir la amistad con muchas personas. La fraternidad cristiana es un regalo hermoso en este caminar.

José Alfredo Cabrera junto a algunos miembros de PIAC (Psicoterapia Integral y Análisis Conductual Contextual)
¿Qué papel tuvo la Virgen María en tu misión apostólica?
El papel de la Santísima Virgen María ha sido determinante. El sodálite realiza una consagración apostólica a María y se compromete a colaborar con Ella en la misión de llevar a Jesús al corazón de las personas.
En el Sodalicio aprendí a amar a la Virgen María y siempre Ella ha sido una Madre fiel que no me ha desamparado en ningún momento de mi vida. Especialmente en los momentos más duros y difíciles Ella me ha transmitido su cercanía, ternura y ha sido una mano que me ha llevado siempre a la reconciliación.
Yo hice mis compromisos perpetuos de plena disponibilidad apostólica un 07 de octubre, día de Nuestra Señora del Rosario. El Rosario ha sido el medio de relación permanente con la Virgen a lo largo de toda mi vida sodálite. Siento que con Ella siempre tengo conexión permanente. Cada vez que inicio un apostolado, sea grande o pequeño, surge en mí la necesidad de reconocer que es de Ella este apostolado y que yo soy un humilde colaborador. Por eso me encomiendo a Ella y le pido siempre.

José Alfredo Cabrera junto a algunos de sus hermanos sodálites en la Ordenación sacerdotal de Luis Troya
¿Qué expectativas tienes de tu vida en comunidad de ahora en adelante?
Estamos en un tiempo muy especial. Es un tiempo que yo lo llamaría renovación en el Espíritu. Hemos vivido muchas cosas en nuestra corta historia eclesial. Una vez más tenemos que disponernos a escuchar al Paráclito, en compañía de María, para que Él sea quien derrame sus luces y sus fuerzas sobre nuestra pequeña comunidad apostólica y nosotros acojamos la misión y aportemos nuestros dos panes y cinco peces a la vida de la Iglesia.
Es un tiempo hermoso que exige humildad, paciencia, purificación y conversión. Estamos en las manos de Dios y eso da mucha confianza.
Espero que sigamos sirviendo a la Iglesia y al mundo. Que podamos vivir en comunión con Dios Amor y transmitamos ese amor especialmente a los más necesitados, comuniquemos en primera persona a los jóvenes que Cristo es la respuesta a sus inquietudes y llevemos el Evangelio hasta el corazón de la cultura.