«Mis primeras misiones como sacerdote»
En los primeros días del año, entre el 4 al 14 de enero, un grupo de jóvenes de Santiago de Chile, acudieron a la invitación del Movimiento de Vida Cristiana para llevar el Evangelio en un viaje de misiones a San José de la Mariquina, Mehuín y Mississippi, lugares ubicados al sur de la capital.
A poco más de un mes de su ordenación sacerdotal, nuestro hermano el P. Carlos Zamalloa nos cuenta que para él estas misiones han sido una experiencia muy especial. Le ha permitido percibir el hambre de Dios que tiene la gente, pues en esos días pudo descubrir la gran necesidad que tienen de los sacramentos.
«Celebré misas todos los días, en algunos casos más de una, ya que misionamos en cuatro sectores distintos. También celebré en varias ocasiones los sacramentos de la confesión y la unción de los enfermos», dijo el P. Carlos Zamalloa.
Estas misiones, según nos contó, han sido para él una bendición, de la cual le gustaría seguir aprendiendo y participando.
¿Qué hicieron los diez días en las misiones?
Le preguntamos a Catalina Panchana, quien formó parte del equipo organizador. Ella nos contó que, además de la misión puerta a puerta, realizaron talleres para niños y adultos mayores. También nos dijo que otro grupo de misioneros visitó el asilo de San José de la Mariquina.
Catalina ha colaborado en estas misiones desde el área de espiritualidad y formación, sobre esta labor nos dijo que: «fue muy bonito ver la experiencia de los chicos: como se interesaban por el tema y como siempre querían servir”.
Finalmente, agregó que gracias a la presencia de nuestro hermano, el Padre Carlos Zamalloa, pudieron acompañar los días de misión con la Santa Misa.
Los jóvenes misioneros tienen una experiencia común: la de haberse donado por el bien de otras personas. No es sencillo, pero al final regresan con una felicidad profunda, según lo vemos en sus palabras.
Sofía Rojas nos dijo que para ella fue duro el cambio de realidad que experimentó: «tuve la oportunidad de ponerme en los zapatos de personas cuyas vidas eran bastante difíciles. Además de estar diez días viviendo en condiciones muy distintas a las que tengo siempre».
Sin embargo, Sofía deja claro que «misiones es una vivencia que ojalá todos puedan experimentar alguna vez».

Grupo de misioneros del MVC Chile
Para muchos jóvenes dedicar ese tiempo dedicado a otros es algo muy sacrificado, ante esto, la joven misionera explica que: «si uno lo ve desde afuera, pareciera un gran desafío, pero, cuando uno está allá, deja de verlo como un sacrificio para verlo como un regalo, un momento extraordinario de comunión con Dios, con personas maravillosas, y con uno mismo, también».
Sebastián Villarroel, otro misionero, ha expresado que estos diez días han sido una experiencia que le ha llenado el espíritu. Misiones «es un espacio de crecimiento personal único y la instancia perfecta para entender qué significa ser católico».