Misiones del MVC en Brasil, Argentina y Perú: “Con corazones fervientes y pies en camino”
Siguiendo el llamado del Papa Francisco a llevar adelante la misión evangelizadora con “corazones fervientes y pies en camino”, como se titula su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones de este año, el Movimiento de Vida Cristiana (MVC) se embarcó en las misiones durante el mes de julio en diversas localidades de América Latina.
En Perú, los misioneros viajaron hasta Tantará (Huancavelica) y Chiguata (Arequipa), mientras que en Brasil, realizaron misiones en el barrio Caxambu en Petrópolis (Río de Janeiro) y en Maués, en la diócesis de Parintins, marcando así su primera incursión en la Amazonía. Argentina también fue parte de esta acción evangelizadora, este año con un significativo número de misioneros en Baradero (Buenos Aires).
Las primeras misiones del MVC en la Amazonía
Mission Brazil colaboró con el grupo estadounidense FOCUS, llevando a cabo misiones en Petrópolis y Maués. La experiencia, según los participantes, fue impactante y enriquecedora, destacando la vivencia comunitaria y la conexión con las personas, a pesar de los desafíos del entorno amazónico. La falta de sacerdotes en la parroquia de Maués y las distancias geográficas presentaron desafíos, pero la fe y el compromiso de los laicos sostienen la Iglesia y la comunidad.
Andrea Drewanz, jefe del equipo de Mission Brazil que participó en el primer viaje evangelizador que realiza el MVC en la Amazonía, del 10 al 21 de julio, relata que “¡fue hermoso ver cómo la fe de estas personas está tan viva! Aún con tantas dificultades y desafíos que enfrentan, los laicos son quienes realmente sostienen a la iglesia y mantienen el ardor evangélico en las comunidades”.
El mayor desafío para esta realidad en Brasil es poder atender a las 180 comunidades con solo 5 sacerdotes en la parroquia, razón por la que no alcanzan a visitar los pueblos más lejanos, que están a unas 10 horas aproximadamente de la sede parroquial.
“La falta de sacerdotes que vigilen de cerca a las comunidades es un problema, pero los vecinos lo enfrentan y lo superan, promoviendo reuniones de jóvenes y reuniendo a los adultos siempre que sea posible, para mantener vivo el amor a Nuestro Señor Jesucristo” comparte Andrea.
Como parte de la experiencia, el grupo de misioneros tuvo que permanecer en un barco que sirvió de transporte y hospedaje durante todo los días de la misión.
Cabe destacar el testimonio del P. Oziel Cristo, responsable de las comunidades ribereñas e indígenas, quien compartió: “lo más importante en esta misión fue la disponibilidad y la vida de oración de estos jóvenes y su valentía de salir de su zona de confort, de sus casas, para hacer evangelización en las comunidades ribereñas y en la parroquia de Maués”.
Por otro lado, en la misión realizada del 30 de junio al 5 de julio, en el barrio Caxambu, en Petrópolis (Río de Janeiro), Giovana Garioli comentó: “fue algo increíble, pude entender más a la comunidad, hacer amigos, aprender de aquellos que necesitan ser escuchados y conectarme más con Dios”.
Una gran participación de misioneros en Argentina
“El primer y principal recurso de la misión lo constituyen aquellos que han reconocido a Cristo resucitado, en las Escrituras y en la Eucaristía, que llevan su fuego en el corazón y su luz en la mirada” escribe el Papa en su mensaje. Es así que en la tierra de S.S. Francisco,146 jóvenes, entre escolares y universitarios, misionaron en Baradero, acompañados también por algunos padres de familia que ayudaron con algunas tareas.
Cata DeNotta estuvo a cargo de uno de los grupos formados por 80 jóvenes y esta experiencia le permitió renovarse en la oración: “verlos rezar rosarios o tomarse momentos en la capilla para entregar el día, me hacía acordarme de mis primeras misiones y me invitaba a dejarlo todo en las manos de Dios”.
“Regreso a casa con la lección de confiar en Dios y permitir que guíe mi vida. En una misión con tantas variables, aprendí a confiar en el Señor y dejar que Él dirija. Las charlas sobre la Escalera espiritual de San Pedro en las sesiones formativas también dejaron una marca en mí. Ahora, mi objetivo es aplicar este conocimiento en mi vida cotidiana y esforzarme por vivir de manera más profunda conforme a sus principios”, compartió.
Por su parte, nuestro hermano Pedro Zea comentó que el gran aporte de este grupo de misioneros radicó en compartir cómo Cristo ha actuado en cada uno, independientemente de la duración de su experiencia de fe. “Inspiramos a las personas a reconocer a Jesús tocando sus vidas y acompañándolos cotidianamente”.
La preparación para esta misión, tanto espiritual como práctica, fue crucial, sostiene Pedro. “Con un equipo de 30 emevecistas y seis sodálites, comenzamos dos meses antes con jornadas de oración, selección del lema y la distribución de tareas. Cuatro encuentros preparatorios reuniendo a todos los misioneros, buscan cultivar la amistad, promover el apostolado y la comprensión profunda del lema (“Felices los que creen sin haber visto”- Jn 20, 39), para así estar listos al anunciar el Evangelio en los días de misión”.
Pedro nos dijo que con esta misión se ha vuelto a asombrar de la belleza del Evangelio, que es capaz de transformar la vida de todos. “Jesús confió en nosotros para ser testigos de su amor, y aun siendo frágiles y como vasijas de barro, Él nos confió su evangelio y es en el anuncio donde la gracia actuó sobreabundantemente tanto en aquellos que lo anunciamos como en aquellos que le abrieron generosamente su vida”.
Al grupo de misioneros argentinos se sumaron cuatro jóvenes del MVC Chile, entre ellos Benjamín Galaz, quien compartió con nosotros que lo más significativo para él fue “poder compartir la fe a las personas de Baradero con un grupo demasiado entregado”. “Yo tuve la oportunidad de ir desde Chile y fue una alegría inmensa compartir con los emevecistas y sodálites de Argentina y conocer la linda familia espiritual que se ha formado allá!”, dijo.
Experiencias misioneras en Perú
En tierras peruanas, los misioneros trabajaron en Tantará y Chiguata, donde encontraron la oportunidad de crecimiento espiritual y de aprendizaje personal. La misión fue una experiencia transformadora que involucró servicio a la comunidad y momentos de oración y reflexión profunda.
Gabriel Ramírez, compartió su vivencia en las misiones de Tantará-Huancavelica, resaltando cómo estas experiencias lo sacaron de su zona de confort y lo llevaron a realizar apostolado en un entorno nuevo. “Sobre todo me quedo con los tiempos en silencio, de oración y meditación, que nos ayudaron bastante a todos a reencontrarnos con el Señor y a poder darnos cuenta que Él siempre estuvo allí”.
Por su parte, Nayeli Meza compartió que desde el principio hasta el final del viaje, sintió la compañía de Dios en cada instante. Reconoció que su labor de evangelización en el pueblo de Tantará fue guiada por Él. “Los tiempos de Dios son perfectos. Regreso a casa con muchos momentos especiales en la memoria, nuevos hermanos en la fe y experiencias que me ayudarán a crecer en mi vida espiritual”.
Nuestro hermano Luis Alfonso Sánchez, organizador de las misiones en Tantará, tuvo una visión privilegiada al percibir cómo Dios se manifiesta en cada joven misionero, revelando “su deseo de vivir en clave de misión, en clave de envío hacia las personas que más lo necesitan”. Además, reconoció la esencia vital de la comunidad apostólica al afirmar que “la clave para la vida cristiana es la comunidad, una comunidad apostólica, una comunidad que tiene una misión clara, una misión evangelizadora”.
El testimonio de servicio del sacerdote que los acompañó, quien con su simpleza y generosidad le recordó que “la vida dedicada a Dios y al servicio es un llamado valioso” lo cuestionó profundamente.
“Lo que hicimos fue sembrar una semilla que Dios mediante dará frutos que nosotros no veremos”, confiando en la providencia divina. En última instancia, Luis Alfonso y su equipo reconocen que Dios estuvo con ellos y confían en que su dedicación generará un “inicio apostólico, evangelizador que con la gracia de Dios saldrá adelante”.
Arequipa: “Un servicio amoroso y abnegado en medio del frío”
Las misiones se llevaron a cabo en Chiguata, Espíritu Santo y Salinas Huito, Arequipa-Perú, con visitas pastorales en casas y actividades catequéticas en centros educativos, donde, según nuestro hermano Alejandro Ponce, “la exigencia en dar un servicio amoroso y abnegado frente al frío, al sueño y la necesidad de confiar en el Espíritu Santo” marcó la experiencia, especialmente para aquellos que realizaban sus primeras misiones.
En estas misiones fueron organizadas por el área de Apostolado de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), “la convivencia y el amor fraterno crecieron a través de la oración y servicio en común, y vivieron momentos intensos de conversión y servicio”, como discípulos en un contexto de disponibilidad al apostolado” relata Alejandro.
Por su parte, Joaquín Lévano descubrió cómo el servicio le educó en la voluntad del Padre: “Los momentos en los que salimos al encuentro del hermano fueron los momentos que me enseñan a hacerme a un lado para que no me vean a mí, sino al Señor”, revelando así su aprendizaje en la humildad y el amor hacia el prójimo. Inés, quedó impactada por el ardiente deseo espiritual de las personas: “Me conmovió el hambre de Dios, muchas personas se acercaron para pedir estampas con oraciones, hicieron bendecir cuánto podían, pienso ahora que el mundo le pide auxilio a Dios, y Él nos llama repartir el fuego de su corazón, es la Misión.