MVC Ecuador agradeció servicio apostólico de sodálites del Centro de Formación con una emotiva ceremonia

«Estamos muy agradecidos con Dios por estos dos años de amistad, apostolado y compañía», son palabras con las que miembros del MVC en tierras ecuatorianas han expresado su sentimiento de gratitud, en una publicación de su cuenta de Instagram, luego de la ceremonia de despedida que organizaron para seis de nuestros hermanos.

Giancarlo Núñez (Perú), Juan Daniel Muñoz (Colombia), Sergio Arrangoiz (México), Gabriel Eche (Perú), Benjamín Brazelton (EE.UU) y Alejandro Ponce (Perú) fueron los personajes principales de la «Graduación de los formandos», organizada por el Movimiento de Vida Cristiana en Ecuador como agradecimiento por el servicio apostólico realizado estos últimos dos años.

Es importante conocer que nuestros seis hermanos han dedicado ese tiempo a su formación y maduración apostólica viviendo en el Centro de Formación en la comunidad «Inmaculado Corazón de María» de Guayaquil, como parte del recorrido hacia los compromisos de plena disponibilidad apostólica a perpetuidad en el Sodalicio, etapa que culminó con su reciente emisión de compromisos temporales de plena disponibilidad apostólica.

Pili Jarrín, Coordinadora del MVC Ecuador, nos contó que han sido «dos años de mucha gracia de Dios, de sentirnos muy familia, sentirnos hermanos, de sentirnos Sodalicio y Movimiento de Vida Cristiana, hermanos en una misión apostólica, dando gracias al Padre por el don recibido de nuestra familia espiritual en esta pequeña porción de la Iglesia» cuenta Pili.

Agregó también que los hermanos «ayudaron mucho a dinamizar todo el apostolado que ya veníamos haciendo como MVC, su aporte y el compartir que tuvieron con nosotros de mucho de lo que ellos recibían en formación ayudó a esta renovación que estamos viviendo como familia espiritual».

La «graduación de los formandos»

El evento llamado «graduación de los formandos» organizado por el MVC es de carácter simbólico. Empezó con el rezo del rosario para agradecer a Santa María y a Dios por el tiempo compartido con los hermanos sodálites quienes el mes pasado realizaron sus compromisos temporales de plena disponibilidad apostólica en el Sodalicio.

Luego del momento espiritual en familia, los «graduandos» participaron en una entretenida trivia de preguntas en donde pusieron a prueba su conocimiento de tradiciones del Ecuador, entre otras cosas.

Al haber sido «aprobados», con toga y birrete puestos, recibieron sus diplomas y medallas del mejor egresado. Una parte muy emotiva de la celebración sucedió cuando cada uno de nuestros hermanos recibieron como regalo una guayabera (camisa típica guayaquileña), que porta el deseo de los emevecistas guayaquileños de que recuerden con mucho cariño el lugar donde realizaron sus dos años de formación y apostolado en diversos servicios del MVC.

Andrés Villacres, parte del equipo organizador del evento, nos ha contado que le llenó de mucha alegría y gozo «ver cómo los que asistieron expresaron el amor que tenían por la entrega que ellos habían hecho para la comunidad y la Iglesia».

«Fue una experiencia muy bonita de compartir, de dar muchas gracias, de sentirnos en familia, era un momento de no estar tristes (por que se van), más bien, estar alegres por la amistad que nos ha unido estos años y de todo lo que hemos podido compartir» ha dicho Liz Mero, integrante del equipo organizador.

Un tiempo de generoso apostolado

Como parte del tiempo dedicado a recibir formación sodálite en Guayaquil, nuestros hermanos se integraron al apostolado de los servicios del MVC, y para muchas de las personas que han trabajado junto a ellos esto ha significado una experiencia de inmensa gratitud.

«Tener la dicha de conocer a Gabriel y Sergio ha sido una gran bendición en mi vida. Sin duda alguna son el testimonio de amor a Dios en mi vida, con un corazón muy noble y una entrega a Dios infinita», dice Alexander Alarcón quien los tuvo como colaboradores en el Proyecto «RECICOM» – Recicladores comunitarios.

Por su parte David Uribe, integrante de la agrupación mariana que dirigió Juan Daniel, nos contó: «En la agrupación pude aprender mucho, tuvimos conversaciones bastante profundas y muy interesantes. Pude descubrir cómo Dios va iluminando los caminos de nuestras vidas y como Él nos llama a amarnos unos a otros en cosas pequeñas que no solemos ver generalmente como los amigos, y la vida como tal».

Finalmente, el encargado del servicio «Pan para mi hermano», Juan Pablo Córdova, dijo sobre Gabriel que «ha aportado muchísimo al crecimiento del servicio. Ha logrado que siempre tengamos a Dios en el centro de servicio y el amor a los pobres como la razón de ser de nuestro servicio. Ha sido muy constante y generoso con el servicio».