Día 4: Un alimento para el alma
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(+) En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Buen Jesús, Tú que eres el rostro misericordioso del Padre, míranos con la ternura de tu Sagrado Corazón y renueva en nosotros la gracia del Espíritu Santo que recibimos en el Bautismo, para que dóciles a ella, experimentemos el infinito tesoro de tu Bondad, avancemos en la conversión de nuestra vida y así podamos amar con el mismo amor con que Tú nos amas. Amén.
Lectura bíblica (Jn 6, 33-35)
“Les dijo Jesús: «El pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.» Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.»”
Meditación
¿Alguna vez escuchaste sobre los milagros Eucarísticos? Son milagros relacionados con la Eucaristía, el pan y el vino consagrados en el altar. En ellos el vino consagrado se ha convertido en verdadera sangre y el pan en verdadera carne, específicamente en carne del Corazón. Existe uno reciente, en el año de 1992 en Buenos Aires, Argentina. Una de las hostias cayó al suelo y como ya no podía ser usada para la comunión, se depositó en agua hasta que se disolviera. Pasados los días, en vez de disolverse, se convirtió en un trozo de carne con sangre.
La Iglesia, para confirmar que esto era un milagro, pidió a varios científicos que lo investiguen y como resultado descubrieron lo siguiente: La muestra es verdadera carne del corazón, del miocardio. La sangre es verdadera sangre, con glóbulos rojos y blancos, del tipo AB. ¿Sorprendente, no? Y, sin embargo, este milagro no es el mayor milagro. Si permitimos que la fe abra nuestros ojos, podremos comprender que el mayor milagro de Jesús es haber creado un sacramento que permite una profunda unión con Dios, transforma nuestra vida y nuestra sociedad, nos hace hermanos.
Cada día en miles de Iglesias del mundo se consagra el pan y el vino y se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, alimento espiritual para los cristianos. Cada Eucaristía es un milagro de amor donde el buen Jesús, hecho hostia consagrada, se entrega a través de las manos del sacerdote para alimentarnos y se queda con nosotros para la adoración. ¡Qué creatividad ha tenido Dios para estar tan cerca y de manera tan inofensiva! ¡Un pequeño pan, un poco de vino! Es así como el Señor cumplió su promesa: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
(Mt 28, 20) Miremos por un momento el Corazón de Jesús, Él nos enseña su corazón, nos lo ofrece y expone para que podamos verlo, tocarlo, sentirlo. Es un corazón sufriente de amor, que se ha donado y se sigue ofreciendo. Un corazón que quiere unirse al tuyo y se entrega sin protección alguna, sin
miedo a heridas y desprecios, para entrar en comunión con nosotros. Piensa por un momento: ¿Qué le quisieras dar a cambio de su Corazón? ¿Podrías ofrecerle un lugar en tu propio corazón? ¿Quieres que sane alguna herida o algún dolor? Ojalá esta meditación nos ayude a comprender la gran necesidad
que tenemos de alimentarnos con el Corazón de Jesús en la Eucaristía; cada vez que podamos, recibamos el alimento espiritual que le habla al corazón, sana las heridas y fortalece el espíritu.
Rezamos un Padrenuestro, un Avemaría y el Gloria.
Te alabamos, te bendecimos y te adoramos Sagrado Corazón de Jesús, don infinito del Padre para la reconciliación de todos los hombres, fuente inagotable de gracia y misericordia. A ti buen Jesús acudimos para recibir tu bendición. Sabemos que conoces nuestras necesidades antes de que las solicitemos y cuándo y cómo es prudente que las recibamos, por eso ponemos en tus manos esta petición…
Pedimos la gracia que deseamos obtener
Te damos gracias Señor por escucharnos. Ayúdanos a conservar en nuestra mente y en nuestro corazón aquella Palabra que nos has dirigido hoy, para que como la semilla, crezca y dé fruto a su tiempo. Llena nuestro corazón con la fuerza y la alegría de tu Espíritu, conserva nuestras familias unidas en el amor y abre nuestras manos al hermano necesitado. Reina Señor en nuestra casa, en nuestros corazones, en nuestra patria y en el mundo entero. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús,
En Vos confío.
(+) En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
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