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Día 7: Una casa muy bien construida

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(+) En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Buen Jesús, Tú que eres el rostro misericordioso del Padre, míranos con la ternura de tu Sagrado Corazón y renueva en nosotros la gracia del Espíritu Santo que recibimos en el Bautismo, para que dóciles a ella, experimentemos el infinito tesoro de tu Bondad, avancemos en la conversión de nuestra vida y así podamos amar con el mismo amor con que Tú nos amas. Amén.

Lectura bíblica (Mt 7, 24-27)

“Jesús dijo a sus discípulos: «Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina»”.

Meditación

A veces alguna persona que conoce nuestra familia puede decir: “te reconocí porque te pareces mucho a tu papá o a tu mamá.” Y es cierto, nuestra genética se transmite y podemos ser físicamente muy parecidos a nuestros familiares, pero no es lo único en lo que nos parecemos. De nuestra familia
aprendemos la mayoría de las cosas por imitación: cuando somos bebés aprendemos a reír cuando vemos risa, repetimos las palabras por imitación de sonidos y gestos, y así, mientras crecemos, aprendemos por el ejemplo de los demás las virtudes, los modales, o la manera de cómo expresar enojo o
alegría.

¿Cuáles son las virtudes que hacen parte de mi familia? ¿Cuáles son las virtudes que vivimos aunque no las digamos? Y ¿Cuáles son las virtudes que predicamos pero no vivimos? Construir familia como nos dice Jesús, se hace poniendo una base firme que sostenga el edificio cuando vengan los momentos difíciles. Si tenemos amor, perdonamos; si somos generosos, ayudamos; si somos pacientes,
escuchamos. Pero a veces no damos ejemplo de las virtudes y se las exigimos a los demás. Exijo que pidan perdón, pero no perdono, exijo respeto, pero no respeto, exijo paciencia pero no la tengo con los demás. Será difícil construir familia con estos ejemplos.

Observemos la aureola que tiene el rostro de Jesús, ella representa la santidad y la identidad de Jesús. Contiene tres letras griegas que dicen: “El que es”, es decir, el nombre de Dios en el Antiguo Testamento. Jesús fue escuchado por los discípulos porque hablaba con autoridad, porque era coherente en su mensaje y en su vida. Por eso se volvía atractivo para los demás y su mensaje entraba profundamente en los corazones. Él vive las virtudes de su Padre y quien ve a Jesús, ve al Padre. Aprendamos del Señor a construir nuestra casa sobre virtudes buenas y seamos coherentes en la vivencia de estas, para que
cuando las personas nos vean, miren una persona buena, llena del aura del Espíritu Santo, un reflejo del Amor de Dios y de nuestras familias.

Rezamos un Padrenuestro, un Avemaría y el Gloria.

Te alabamos, te bendecimos y te adoramos Sagrado Corazón de Jesús, don infinito del Padre para la reconciliación de todos los hombres, fuente inagotable de gracia y misericordia. A ti buen Jesús acudimos para recibir tu bendición. Sabemos que conoces nuestras necesidades antes de que las solicitemos y cuándo y cómo es prudente que las recibamos, por eso ponemos en tus manos esta petición…

Pedimos la gracia que deseamos obtener.

Te damos gracias Señor por escucharnos. Ayúdanos a conservar en nuestra mente y en nuestro corazón aquella Palabra que nos has dirigido hoy, para que como la semilla, crezca y dé fruto a su tiempo. Llena nuestro corazón con la fuerza y la alegría de tu Espíritu, conserva nuestras familias unidas en el amor y abre nuestras manos al hermano necesitado. Reina Señor en nuestra casa, en nuestros corazones, en nuestra patria y en el mundo entero. Amén.

Sagrado Corazón de Jesús,
En Vos confío.

(+) En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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