1 a 3 años
Etapa inicial para un católico bautizado y confirmado que descubre en su vida algunas señales de vocación a la plena disponibilidad apostólica en el Sodalicio. Es un momento particular de discernimiento de aquellos signos, en compañía de la comunidad sodálite. Se puede ser aspirante una vez cumplida la mayoría de edad. Al emitir esta promesa no se ingresa a vivir a una comunidad sodálite. Conforme se vaya avanzando en el discernimiento, el aspirante puede tener una experiencia de algunos meses de vida comunitaria para seguir madurando su discernimiento.
2 años
Aquí la persona ingresa formalmente a la vida comunitaria y se inicia un tiempo en el cual el acento está puesto en la formación espiritual interior a través del cultivo de la relación con Dios (en la oración, el estudio y el silencio), consigo mismo y con los demás, profundizando en su identidad bautismal como hijo y apóstol del Padre, a semejanza de Jesús . Esta etapa se realiza en una casa de formación. Generalmente, antes de iniciar esta etapa, el candidato ya ha concluido sus estudios universitarios.
2 años
El sodálite sigue creciendo en vida de fe y se prepara de manera más explícita para sus compromisos temporales de plena disponibilidad viviendo un proceso de formación y maduración apostólica de la personalidad. Es una etapa de transición hacia una vida apostólica de mayor inserción en el mundo. Esta etapa se realiza en una comunidad apostólica con un formador asignado.
Es un compromiso que manifiesta el deseo de colaborar plenamente y a perpetuidad con la misión apostólica de Santa María. Este compromiso expresa un rasgo esencial del carisma sodálite y su espíritu se conserva a lo largo de toda la vida. Esta consagración se realiza poco antes de los compromisos temporales.
2 a 9 años
Es la última etapa de la formación inicial del sodálite, en la cual la persona después de solicitar y ser admitido, emite los compromisos de plena disponibilidad apostólica de forma temporal. En esta etapa se procura que el sodálite, acompañado por las autoridades de la comunidad en la cual vive, vaya encontrando su lugar en la misión. Generalmente dura entre 4 y 5 años. Al final de esta etapa, la persona realiza un periodo de integración espiritual de toda su formación inicial de unos 8 meses aproximadamente.
El sodálite manifiesta un grado de madurez vocacional que le permite emitir sus compromisos a perpetuidad y así vincularse a la comunidad de por vida. Siendo un sodálite de compromisos perpetuos, la persona recibe una misión específica de parte de su superior mayor. A partir de aquí, el sodálite vive la formación permanente, procurando crecer en una percepción de toda su vida como apostolado permanente.